Las mascarillas tipo EPI, entre las que se encuentra las FFP2, solo están recomendadas para profesionales en contacto con la COVID-19 y colectivos vulnerables bajo prescripción médica, pero no para la población en general
Para toda la ciudadanía el Ministerio Sanidad y Consumo señala que, siguiendo las recomendaciones de la comunidad científica, aquellas personas sanas y sin contacto con el virus deben utilizar el modelo de mascarilla higiénica, sin renunciar a las recomendaciones sobre distanciamiento físico e higiene. Para aquellas personas que hayan resultado contagiadas, tengan síntomas o sean positivas asintomáticas, se aconseja el uso de las mascarillas quirúrgicas.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) coinciden con esta recomendación del Gobierno de España.
Dificultad para respirar
El Ministerio de Sanidad y Consumo recuerda que, en el caso de mascarillas tipo FFP2, es necesario que el usuario sea consciente de que su uso puede dificultar la respiración más que las mascarillas higiénicas o quirúrgicas, por lo que personal no especializado puede tender a tocarlas y recolocarlas continuamente, con el consiguiente riesgo de contaminación.
Por otro lado, al ser material principalmente destinado a profesionales, puede generar una falsa sensación de seguridad, que relaje el mantenimiento del resto de medidas de seguridad y prevención de imprescindible cumplimiento, como son la distancia física y el lavado de manos.
Por último, también pide que se tenga en cuenta que las personas que realizan actividades físicas o algunas personas con dificultades respiratorias pueden no tolerar su uso. Por esa razón, su utilización social, por parte de quienes no son profesionales, debe realizarse con prescripción médica